jueves, 25 de septiembre de 2025

O futuro non está escrito: decidímolo nós


Tanto los problemas de la energía fósil como las consecuencias del cambio climático apuntan a la necesidad de un cambio profundo en nuestra forma de vivir.
La energía fósil, que ha sostenido el crecimiento económico global, está entrando en declive. Los yacimientos baratos se agotan y mantener la producción exige cada vez más inversión. Además, su uso es la causa principal del cambio climático y la degradación ambiental.
De hecho, el cambio climático ya no es un escenario futuro, sino una realidad presente: olas de calor, sequías, inundaciones, pérdida de cosechas, migraciones forzadas y conflictos por los recursos. Cada año que retrasamos las decisiones necesarias, aumentamos el coste humano, ecológico y social.
Necesitamos un cambio profundo en nuestra manera de vivir, especialmente en el norte global: consumir menos para vivir mejor. Apostar por energías renovables, economías locales y resilientes, servicios públicos fuertes y bienestar medido no en términos de consumo material, sino en salud, tiempo, comunidad y estabilidad ecológica.
Pero gobiernos y élites económicas se resisten porque ese cambio pondría en cuestión su poder. Las guerras y el rearme son la expresión más clara de esa resistencia: en lugar de transformar el modelo, lo refuerzan con más control y más violencia.
El futuro no está escrito: podemos seguir atrapadas en un modelo que nos lleva al colapso, o podemos tener el coraje de transformarlo desde nuestros pueblos y ciudades, implicándonos en la vida común y construyendo comunidades más justas, sostenibles y cuidadoras. El momento de decidir no es mañana: es ahora, y empieza con nosotros.
 

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